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Música Inclasificable reviews Ancient Winds (Spanish)
Si en lo que llevamos del 2015 existe un álbum dentro de la música surf sobre el que se generaron enormes expectativas, sin duda se trata del lanzamiento más reciente de The Madeira, cuarteto que se encuentra en lo más alto del género; por fortuna, el resultado es proporcional a lo que se esperaba de él.
El creador de la banda es el guitarrista de ascendencia croata Ivan Pongracic (aquí pueden leer una entrevista con él), quien lleva el reverb en las venas y toda su vida ha estado ha estado inmiscuido en este mundo musical debido a que su padre formó parte de la llamada primera ola, que fue protagonizada por los adolescentes de la primera mitad de la década de los sesenta del siglo pasado. Al estar expuesto desde temprana edad a Dick Dale, The Bel-Airs, Eddie & The Showmen y The Shadows –su banda fetiche–, era cuestión de tiempo para que decidiera montar su propia banda.
El antecedente directo de The Madeira es The Space Cossacks, el conjunto fundado por Ivan en los noventa y que gozó de cierta popularidad gracias a sus dos únicos álbumes, con los que se hicieron de una nutrida cantidad de seguidores. Por desgracia, por cuestiones laborales, Ivan tuvo que cambiar su residencia, lo que desembocó en el fin de su primera banda; sin embargo, una vez instalado en Indianapolis, buscó personas que compartieran su misma afinidad musical y en cuanto encontró a sus nuevos cómplices, nació The Madeira.
Grabado en poco menos de una semana en los estudios Pop Machine, el cuarto álbum de estudio del conjunto que complementan Dane Carter (batería), Todd Fortier (bajo) y Patrick O'Connor (guitarra rítmica), muestra la riqueza que puede alcanzar dentro del género instrumental. Una buena parte de su sonido es alcanzada gracias a que no son presos de ninguna fórmula y, pese al profundo amor que le guardan a las agrupaciones que cimentaron la música surf, nunca ha estado dentro de sus planes el reinterpretar nota por nota lo realizado hace 50 años.
Si bien, el reverb en las guitarras eléctricas nació como una forma de imitar el sonido de las olas del mar, en este caso el cuarteto estadounidense revisó la historia universal y creó lo que se podría considerar como un álbum conceptual en el que el mar, desde los tiempos mitológicos de Poseidón, es el protagonista y sobre el que se basaron para la creación de los títulos de los temas.
Como si se tratara de un aluvión sin control, la primera pieza que escupen las bocinas cuando se introduce el CD en cualquier reproductor es "Journey to the Center of the Surf", que no tiene ni un segundo de tranquilidad y ataca a los oídos de la misma forma en que los antiguos piratas saqueaban las embarcaciones ajenas. Existe la creencia de que el primer tema de cualquier álbum debe ser el más llamativo para que enganche al escucha y aquí se cumple a la cabalidad esa creencia.
Más adelante hace su aparición "Sirena", canción de tranquilo inicio en la que las guitarras hacen una mancuerna exacta, pero en realidad todo el peso recae en el poderoso bajo que muestra la forma en que se puede alcanzar un destacado trabajo sin ser el protagonista.
Ya casi al final se encuentra "Leviathan", que al igual que la bestia bíblica, enseña un imponente sonido logrado a base de cristalinas guitarras que cortan el aire y atacan sin piedad.
De las 13 piezas que se incluyen sólo una es un cover y se trata de "Coral Island", original de The Atlantics, ejecutada con respeto y pleitesía pero con un estilo propio, además de que musicalmente encaja a la perfección con el concepto marino del material. Además, es justo mencionar que en esta ocasión, por primera vez, participaron músicos de otras agrupaciones, tales como Danny Snyder (The TomorrowMen), Jeremy DeHart (Aqualads), Alex Anthony Faide (Los Twang! Marvels) y el propio Jim Skiathitis (The Atlantics) en la composición de los temas. Todo un dream team de la música surf.
Después de haber recorrido los arenosos desiertos del Sahara y las junglas tribales, el nuevo viaje acúatico de The Madeira es un ejemplo de cómo se pueden contar historias sin la necesidad de letras, pero lo más importante, sin caer en los lugares comunes ni en la copia descarada, como otras tantas agrupaciones que abundan en la actualidad.
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